Cuando no se es padre se habla mucha "paja"

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Durante mis navidades, viví lo que yo llamo un gran hermano familiar, fue un experimento de convivencia entre suegros, hijos, hermanos, cuñados, y sobrinos, bajo un mismo techo, y con familia que hacia muchísimo tiempo que no convivía o con personas con los que jamás lo había hecho.  Justo a los 13 días de la emoción y tolerancia del reencuentro, surgieron las primeras quejas y complicaciones, muchas, fueron causadas por las quejas hacia el miembro mas joven de la familia, es decir #MiniMoi, por lo que mi mamá evaluando la situación, dijo unas sabias palabras: "cuando no se es madre (padre), se habla mucha paja".


De repente encontrarme en una casa ajena, a miles de kilómetros de la nuestra, con un océano de por medio, con un bebé de 17 meses, y que te digan frases como: "Ay yo pensé que el no iba a tocar eso", "tienes que tener cuidado con lo que hace tu hijo", "quedarnos con el niño? no, el que tiene hijos que se haga cargo", "niño: tu si eres fastidioso", "vamos a llevarlo a la guardería donde enseñan a los niños a portarse bien", "llegará a la universidad y aun usará la sillita del coche", "hay que cansarlo para que no toque nada", y otras muchas mas, fue detonante para preguntarme si debía cambiar mi boleto de regreso, no sabia como "controlar" a mi hijo, que hacia cosas de  niño, cosas normales, acostumbrado a ir al parque todas las tardes y no a estar encerrado en 100m2, ver a Peppa pig 500 veces si lo pasan en la tele, hablar con su padre por teléfono y móvil, realizar las comidas muy cerquita o sobre las piernas de mamá, y tocarlo todo, porque a los 17 meses se está descubriendo el mundo.

Después de lo que dijo mi madre, entendí que la visión que se puede tener siendo padres tiene el peso de la experiencia de por medio, mientras que la visión, aporte u opinión cuando no se tienen hijos, pues, no tiene nada que ver con la realidad, sino con lo que creemos haber visto en nuestra infancia, en como creemos que debería ser la crianza ideal, basados en nuestras propia concepción del mundo y en lo que nuestra fantasía, nos lleva a discutir cual es el comportamiento adecuado para una criatura. Como dice el dicho, no hay mejores padres que aquellos que no tienen hijos.

Cuando no tienes hijos, y probablemente cuando tampoco tienes sobrinos cerca, no tienes mucha idea de como funcionan los locos bajitos, los hijos de los amigos no cuentan, salvo que los veas todos los días, o convivan bajo el mismo techo o muy cerca y tengáis una relación muy cercana, si no, te lo estas perdiendo y te quedas solo con lo que te cuentan.  Solemos creer que todo es tan bonito y fácil como nos lo hacen creer los demás, incluso siendo padres, podemos caer en este error y llegamos a dudar de cuan bien lo estamos haciendo porque los hijos de fulano "se portan tan bien"...

Particularmente siempre creí tener una visión "flexible" del mundo infantil, sabía que los niños gritan, lloran, hacen berrinches y te enamoran con sus risas y con su encanto, descubrí a Estivill (la copia de Ferber) con mis compañeros de trabajo, y lo odié, sabía que no estaba bien, aunque casi todos lo hacían, y en este punto si jugué con ventaja porque a mí me criaron con apego (y lactancia mixta) y mis padres colecharon con nosotras hasta los 4 y 5 años, crecí con apego seguro y sabía de primera mano las ventajas que tiene. 

Pero también era de las que decía que mis hijos no tendrían muchos juguetes, que nunca verían televisión, que mi casa estaría siempre ordenada, que los muebles de mi salón se renovarían junto a la decoración y todo sería bello y armonioso, que nunca dejaría de trabajar por ser madre, que mi carrera profesional estaba primero, que mis hijos siempre estarían limpios y perfumados, y yo mantendría mi cabellera bien peinada, estaría maquillada, y recibiría a mi marido cuando me hubiese quedado en casa, bañada, arreglada con ropa casual, siempre bella para mi y por supuesto para él. Nunca jamás andaría en chandal en casa, eso solo era para el gimnasio. Imaginaba que dar el bibe era una opción excelente porque te permitía "descansar, involucrar al papá y recibir ayuda mientras podía dormir plácidamente y recuperarme y darle la teta durante el día", pues eso es lo que había hecho mi mamá, y por supuesto eso estaba muy bien.  Que nunca iba a tener problemas para criar a mis hijos porque siempre contaría con mi familia, con mis padres dispuestos a venirse a casa y echarme una mano. que tendría un parto natural, sencillo, con los dolores típicos de un parto pero sin ninguna complicación y pensaba que una vez una mujer daba a luz y se recuperaba del parto, es decir tras la famosa cuarentena, todo volvía a la normalidad, la figura se recuperaba, el sexo en pareja era ideal.  Creía que si los hijos de nuestro matrimonio eran hijos planificados, deseados y amados, nunca tendríamos problemas de pareja típico del puerperio y los primeros años de paternidad, seriamos como la reproducción moderna de la familia Ingalls pero sin problemas económicos y viviendo en un super piso, con cosas muy super e hijos muy felices porque mamá y papá evidentemente tenían una vida satisfactoria y podían conciliar...

Y aquí es donde aplica el dicho, "una cosa piensa el burro y otra, el que lo arrea". Afortunadamente ninguna de mis amigas de la infancia y adolescencia era madre cuando yo soltaba mi repertorio de banalidades, evidentemente era apoyada por la mayoría de ellas, porque la verdad es que todas teníamos estructuras familiares muy parecidas, nos habían inculcado los mismos valores, alguna tenia algún primito o sobrino que visitaba algunos fines de semana, pero a nuestras madres se les había olvidado echarnos el cuento como era, y la verdad, es que eramos un grupo de incautas que no teníamos ni la mas peregrina idea de lo que es la maternidad. Así que hablar mucha "paja" sobre el tema, se nos daba muy bien.

Fue parir a mi hijo y ese mundo que me inventé, de tanto ver pelis y de no tener familia ni amigas con niños pequeños cerca, se esfumó.  Y allí estaba yo, la super profesional, la super mujer con el carrerón que se comería el mundo, pariendo con preeclampsia, deseando parir con epidural pero la condenada aguja se salia, así que paría biblicamente: "con dolor".  Y de repente, pusieron a esos prematuros pero suficientemente grandes y hermosos 2,8 kilos de ternura sobre mi pecho, con el pelo mas rubio y rizado que jamás había visto en un recién nacido, y nuestras miradas se encontraron, y la oxitocina inundó mi cuerpo, lleno mi vida de amor, y en ese instante todo, absolutamente todo cambió,  y mi discurso lleno de la ignorancia del que habla sin saber, mutó, se apaciguó, cambió sus líneas, y cada dia sigue transformándose para dar lo que ahora considero que es lo mejor para mis hijos y su desarrollo. Porque ahora sé, que en cuestiones de maternidad, nada está dicho, nada está escrito y cada familia es un universo entero lleno de posibilidades de crianza y alternativas.

Así pues, mi casa no está nunca jamas ordenada, cuando mas, los juguetes están "recogidos", si puede llamarse a estar recogido a que le haya hecho sitio en lo que alguna vez fue la chimenea de nuestro salón.  Mi salón que alguna vez tuvo un sofá blanco de tes plazas, preciosas cortinas de jacquard y visillos de encaje blanco, y un piso de parquet con tanto potencial, hoy en día se ha convertido en un salón que lleva en obras desde el verano anterior a mi embarazo, sin cortinas, con un desacertado color azul que solo se le puede ocurrir aplicarlo a una mujer embarazada con el síndrome del nido galopando en su cerebro. Mi hijo y mi perro al paso que van removerán el parquet, por lo que ya hemos decidido no cambiarlo en cinco años, y pasar la vergüenza cada vez que traemos a casa visitas, al igual que el juego de comedor coordinado con las cortinas que adornaron alguna vez las ventanas de mi salón, que ahora que #MiniMoi no quiere comer mas en su trona sino "sentarse a la mesa" con nosotros, he necesitado hacer la vista gorda y olvidar las manchas de cada una de las sillas, ya habrá tiempo para renovar la decoración, porque si algo tengo claro, ahora que soy madre, es que los muebles se cambian, el parquet se acuchilla, las paredes se pintan pero el tiempo que dejo de pasar con mi hijo, es un tiempo que jamás voy a recuperar.  

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Y tal vez pensando en ese tiempo, fue que cuando el dia que me reincorporé a mi trabajo me recibían con una carta de despido "por el bien de mi hijo", que salí con una sonrisa de alivio y salí corriendo a la guardería a buscarlo con desesperación. Tal vez pensando en ese tiempo, es que he amamantado a mi hijo a demanda, y ahora con sus 22 meses y con un bebé en camino, seguimos conectándonos con la lactancia, ese regalo tan precioso que nos dió la naturaleza, único para las mamás y los hijos.

Por ahora, seguiré conteniendo el aluvión de juguetes, que si bien #PapáGenial y yo hemos llegado al acuerdo que solo uno por celebración, es inevitable frenar los regalos de los familiares y amigos, y ya #MiniMoi comienza a querer abrir regalos, así que no voy a impedir que le regalen cosas, pero seguiré guardando y turnando los juguetes semanalmente para que no se aburra y cada uno sea un descubrimiento.  También seguiré dosificando las horas de televisión, si bien es cierto que logré durante un año entero que no viera tele durante todo el día, cuando vinieron sus primitos pues se envició, y ahora vivo alternando 15 minutos de tele con 30 minutos y con surte 2 horas de algún juego inventado, y llevarlo al parque hasta las seis de la tarde, rogando a Dios que no lleva porque si no el día se complica y se me acaban las ideas.

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Si aún no has iniciado la aventura de ser padre o madre, eres tí@, o ya has pasado esta etapa hace tanto tempo que se te olvidó como era, piensa que nadie te puede pedir que no sueltes tu repertorio de insensateces, pero recuerda que algún dia tambien pasarás por allí, y entenderás como me pasó a mí, que no todo lo que brilla es oro, y no todo lo que pensamos sale como lo planificamos, pero tanquil@ que ganaras indulgencia, porque que al fin y al cabo cuando no se es padre, se habla mucha paja.

La vero donna

Comentarios

  1. Definitivamente es cierto. Nos hacemos una película mental de cómo queremos criar a nuestros hijos, pero en lo que eres madre, todo eso pierde sentido. Un par de ejemplos, es que yo quería dar lactancia materna exclusiva y quería que mi bebé se acostumbrara a dormir en su cuna plácidamente. Pues, desde su segundo día de vida, me vi obligada a iniciar con la lactancia mixta, pero lo hemos llevado muy bien porque mi bebé sabe cuando quiere el bibe y cuando quiere su teta... es adicto a las dos cosas. En cuanto a dormir en la cuna, nunca lo hemos logrado. Tiene dos cunas, una es su parque de juegos, la otra la usa un par de horas a la semana. Normalmente colechamos y es algo que disfruto muchísimo y que no lo cambio por nada. Ahora que leo este post y miro atrás, pienso: "Cuánta paja hablaba cuando no era madre"...

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    1. Así es amiga, hasta que no somos madres no sabemos lo que nos espera ni como vamos a afrontarlo. Yo por ejemplo siempre pensé que todo con #MiniMoi sería pan comido, y que siempre tendría el apoyo del #papáGenial, pero no es así, en ocasiones dice cosas que me desconciertan y me rompen el corazón. Siempre recuerdo con la ilusión con la que armamos su habitación, yo sabia que íbamos a colechar, pero no sabia que el colecho aunque la pareja esté de acuerdo pueda dar algunos grandes problemas y que su habitación a la semana de nacido estaría desmantelada. Pero una vez te encuentras de cara al problema, lo asumes y te arriesgas. Conocía chicas que decían que darían la teta hasta que sus hijos quisieran, y a mi mente venia un chico de diez años enganchado a la mamá y me daba de todo, y decía. Yo nunca!, ahora si pienso, lo respeto, y por mi parte lo voy a dejar y trataré que sea su decisión y si veo que la cosa no camina y ya no estamos los dos cómodos le daré su empujoncito, pero de momento, seguiremos disfrutando de la conexión fantástica que da la lactancia. Menos mal que tu baby disfruta ambas cosas, porque asi, a el le estas dando oro líquido que es tan sano y maravillosos para su crecimiento, intelecto y salud, tu tambien como mamá puedes disfrutar de esa experiencia única y tan especial. Besos amiga!

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  2. Es mu fácil ver los toros desde detrás de la barrera, cuando no eres madre, no te haces la idea de todo lo que conlleva la crianza. La maternidad nos hace modificar los patrones mentales que teníamos establecidos y podemos llegar a hacer justo lo contrario de lo que hubiésemos creído, o llegar a extremos inimaginables. Ser madres nos hace más flexibles, creativas, resistentes...Los que no tienen hijos ven las cosas de una manera muy distinta, incluso la diferencia generacional o cultural influye. Me ha gustado mucho tu post! Por eso lo retuiteé ayer :-) besitos!

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    1. Muchas gracias Sonia, eres un cielo!
      La verdad corazón, es que en parte este post es un mea culpa, porque si recuerdo las barbaridades que decia cuando era jovencita era de vergüenza, pero a veces si lo pienso, cuando eres jóven ves las cosas de una óptica tan extraña, tan sesgada, y taaaan influenciada por las películas y series de tv, nada en ellas es verdad, madres impecables, niños modelo que comen, duermen y no ensucian jamás. Yo nunca jamás me imagine dejando mi empleo, por ejemplo, aunque en realidad fue un despido y si traté de reincorporarme al mercado laboral, confieso que no lo hacía muy animada, y cada vez que no me llamaban o me hacían una oferta para irme fuera de España, resultaba un alivio y tiempo extra para dedicarlo a mi bebé. Entrar al ruedo es otra cosa, y ver al toro de frente asusta mucho, pero te da unas energías increíbles para hacer lo que jamás habías pensado. Besos reina!

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  3. Como yo digo "Del dicho al hecho..." yo si he tenido sobrinos desde los 11 años y he crecido sabiendo que es tener niños en casa, Papá Salvaje no lo ha vivido como yo y el pensaba que las cosas serian diferentes, maaaas ordenado, maaaas tranquilo, y maaaas todo pero nos salió todo al revés, pero ninguno de los dos cambiamos nada de mi pequeña Salvajita, y si, el jaleo de juguetes también lo sufrooo, además con el añadido de heredar cosas de los primos mayores, imagina que tengo 14 sobrinos entre las dos familias.... así que me vienen cosas por todas partes...jajaja, la ventaja es que como todos son mayores me ayudan bastante.
    Mejor vivir el día a día disfrutando de todo, y los que no tienen niños a su alrededor no saben lo que se pierden.

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    1. Mas razón no puedes tener!...cuando somos muy jóvenes y no tenemos idea de la vida real nos imaginamos el mundo perfecto que nos vende la tele, padres tomando una copa de vino conversando distendidamente en un piso que reluce de limpio y los bebes durmiendo toda la noche, lo que nadie te dice es que no pueden dormir toda la noche, que comen cada tres horas (o mi hijo cada hora los primeros 2 meses), y que la limpieza y orden o pagas a alguien al menos 3 horas al dia o te olvidas del cuento de hadas. Si yo enloquezco con los juguetes y mira que últimamente me regalan bastante ropa no me quiero imaginarte si heredas de tus sobris, jejeje. Bueno o te conviertes donante preferente de cáritas en navidad o te montas una web de juguetes de segunda mano, ahi una idea de negocio jejeje. Suscribo tu frase "Mejor vivir el día a día disfrutando de todo, y los que no tienen niños a su alrededor no saben lo que se pierden". Besitos!

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