No tienes tobillos!
© Marco Antonio Fdez. - Fotolia.com |
Cuando mi hermana y yo éramos pequeñas solíamos discutir por cualquier tontería, mi hermana siempre ha sido muy delgada, cualidad que mis padres siempre enaltecieron, yo siempre fui más robusta, aun en aquellos periodos en los que estaba en mi peso ideal. A mi hermana le gustaba picarme, y yo, siempre fui una niña muy seria pero también muy sensible, así que en medio de una discusión ella se salía del rollo diciendo ¡…y tú no tienes tobillos!.
Mis padres nunca hicieron nada para detener esto, de hecho era un comportamiento reforzado por mi madre, que decía: es verdad es que tiene las piernas muy gordas. En efecto así ha sido siempre, soy una mujer de contextura gruesa, piernas y caderas anchas. Durante muchos años tuve complejos con mis piernas, me veía terriblemente gruesa, han pasado muchos años para aprender que si tengo tobillos, pero son gruesos, y no pasa nada.
Los niños sin querer pueden ser crueles y debe ser tarea de nosotros los padres de corregir esas actitudes. Si hubiese crecido en la época del bullying me hubiese costado superarlo, especialmente porque mi acosador principal estaba en casa. Debemos enseñar a nuestros hijos a ser corteses, amables, a que si no se tiene nada bueno que decir mejor callar, a no juzgar a nadie por su peso, estatura, color de piel, religión, ideas, etc., en ocasiones puede parecer cómico una discusión verbal entre dos niños, pero debe vigilarse el contenido de la discusión, sin llegar a sobre protegerlos, es necesario hacerles entender que muchas cosas que se dicen pueden herir y quedan grabadas para siempre en la mente del otro, pudiendo causar mucho daño.
Seamos conscientes y lideremos una generación de adultos responsables, con todo lo que no controlemos hoy tendremos que lidiar en el mañana, hagámonos la tarea más fácil de realizar.
Comentarios
Publicar un comentario